El magnífico piano que utilicé como transporte de ese íntimo viaje

Y llegó por fin mi primer concierto en solitario. Hasta ese día tuve el placer de acompañar con mis composiciones a mis amigos y amigas poetas, pero nunca en solitario.

Todo surgió cuando me llamó Monte Herrera, de la ONCE, para proponerme dar un concierto de piano. Me sugirió que no fuera solo piano, sino que fuera un acto que incluyera algún elemento más para hacerlo más ameno.

Se me ocurrió elaborar una especie de cuento dividido en varios actos, engarzados con mis composiciones. Un relato de la vida de Louis Braille. Quise rendir tributo a tan gran e ilustre persona.

Elaboré una presentación de diapositivas para reforzar el texto que escribí… y ya está. Allí que me encontré con el micrófono asaltándome la cara (no encontré otro modo mejor de situarlo), el flexo proporcionando un curioso efecto de contraluz sobre el piano, el mando a distancia para ir pasando las diapositivas conforme iban sucediéndose los pasajes narrados y musicales, los papeles que, en lugar de partituras, contenían miniaturas de las diapositivas y los correspondientes textos que debía leer.

Uno de los momentos del concierto

Me impresionó el silencio que surgía del vacío, allá al otro lado de la cortina de luz… (no se ve nada más allá del escenario cuando están los focos encendidos). Imagino que eso es algo a lo que no uno no acaba de acostumbrarse.

El público fue cómplice con ese silencio (salvo un impertinente móvil que no cejó de recibir mensajes…. perdí la cuenta en el sms número 15… si no fuera por las normas del decoro y por la dificultad de situar exactamente la posición del delincuente sonoro, ya habría empleado el asiento como arma arrojadiza).

Otro instante del concierto

Y no solo fue silencio… fue emoción, complicidad (intuyo que también asombro por parte de quienes ya me conocían, pero no en esa faceta musical).

Creo, en definitiva, que cumplí con creces mi objetivo: embarcar en el mismo viaje emotivo e íntimo a todo el que hizo acto de presencia en aquel lugar.

Aquí tenéis el vídeo íntegro del acto (duró unos 45 minutos, como estaba previsto).

El Hijo del Talabartero, por David Postigo Rodriguez from David Postigo Rodriguez on Vimeo.

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